Ayer cuando pensaba escribir este post, tenía dos interesantes referencias sobre la fallida estrategia del gobierno mexicano en
su combate al crimen organizado y en particular al narcotráfico, pero por compromisos, me detuve. Hoy, sin embargo, amanecimos con una lamentable noticia que nos obliga a pensar en el tema: cuatro familiares del Tercer Maestre de Fuerzas Especiales, Melquisedec Angulo Córdova, quien falleció durante el enfrentamiento donde cayó Arturo Beltrán Leyva, fueron asesinados esta madrugada.
En primera instancia, este hecho muestra la incapacidad de las fuerzas armadas de proteger la identidad de los elementos que lidian día a día con las fuerzas del crimen. Pero también es una muestra de cómo el crimen tiene acceso privilegiado a información confidencial, a tal grado que alguien en la estructura de la Marina debió proporcionar la información precisa del domicilio del Maestre.
Por otro lado, los hechos ocurridos esta madrugada son resultado de la estrategia torpe del gobierno federal, "patear el avispero", dicen. Y es que la experiencia internacional demuestra que en un enfrentamiento armado frontal de las fuerzas públicas contra el crimen, las primeras llevan las de perder.
En un artículo del
The Wall Street Journal titulado
"The War on Drugs is a Failure", Fernando Henrique Cardozo, César Gaviria y Ernesto Zedillo, ex presidentes de Brasil, Colombia y México, respectivamente, presentan los resultados del reporte titulado
"Drugs and Democracy; Toward a Paradigm Shift".
Sobre las estrategias fallidas, destacan el caso de Colombia:
Over the last 30 years, Colombia implemented all conceivable measures to fight the drug trade in a massive effort where the benefits were not proportional to the resources invested. Despite the country's achievements in lowering levels of violence and crime, the areas of illegal cultivation are again expanding. In Mexico -- another epicenter of drug trafficking -- narcotics-related violence has claimed more than 5,000 lives in the past year alone.
Sobre la forma de abordar el grave problema, destacan el cambio de una política que criminaliza el consumo de drogas hacia una que trata el problema como uno de salud pública:
In order to drastically reduce the harm caused by narcotics, the long-term solution is to reduce demand for drugs in the main consumer countries. To move in this direction, it is essential to differentiate among illicit substances according to the harm they inflict on people's health, and the harm drugs cause to the social fabric.
In this spirit, we propose a paradigm shift in drug policies based on three guiding principles: Reduce the harm caused by drugs, decrease drug consumption through education, and aggressively combat organized crime. To translate this new paradigm into action we must start by changing the status of addicts from drug buyers in the illegal market to patients cared for by the public-health system.
El reporte completo lo pueden ver
acá.
Con respecto a la estrategia fallida de combate al narco, me topé con un interesante artículo en la revista
The Atlantic titulado
"The Fall of Mexico". En este texto se aborda la perspectiva de cierto sector de la prensa estadounidense sobre la estrategia federal de combate al narco, haciendo énfasis en que la violencia del día a día no se puede reducir al resultado de una guerra de "los buenos contra los malos":
Statements by U.S. and Mexican government officials, repeated by a news media that prefers simple story lines, have fostered the impression in the United States that the conflict in Mexico is between Calderón’s white hats and the crime syndicates’ black hats. The reality is far more complicated, as suggested by this statistic: out of those 14,000 dead, fewer than 100 have been soldiers. Presumably, army casualties would be far higher if the war were as straightforward as it’s often made out to be.
El artículo incluye testimonios crudos sobre la violencia en la frontera norte, específicamente en Chihuahua, y sobre cómo el crimen ha permeado todas las estructuras del Estado: la policia, los gobiernos estatales, los congresos, etc. Al prespecto, se incluye una entrevista con Gustavo de la Rosa, ex ombudsman de Chihuahua:
In an interview, de la Rosa told me that the president, elected in 2006 by a margin as thin as an ATM card, called out the army not merely to fight the cartels and eliminate a threat to national sovereignty but to consolidate his power and confer legitimacy on his presidency. “Calderón wants to show the Congress that the military is with him,” de la Rosa said. “And the military promised to support Calderón in exchange for being allowed out of the barracks, because the army wants to govern. Chihuahua is an experiment.
Sin muchos resultados, con la evidencia y la critica internacional en contra y con un decreciente apoyo popular, el gobierno de Calderón no tiene mucho margen de maniobra en el marco de una estrategia que ha decidido sea el símbolo de la presente administración, estrategia que más que resultados arroja dudas y lamentables pérdidas como la ocurrida esta madrugada, indicios de una guerra que no es guerra, contra un enemigo sin nombre ni rostro, en la que las normas básicas de la guerra no rigen y por tanto, podemos esperar lo que sea, lo más atroz.
Puede que aún no estemos en presencia de un estado fallido, pero de una estrategia fallida sí.