Hoy
se entregaron los Premios Príncipe de Asturias, destacando el Premio en Comunicación y Humanidades a la Universidad Nacional Autónoma de México. Como reconoce el dictamen del jurado, la UNAM "ha impulsado poderosas corrientes de pensamiento humanístico, liberal y democrático en América y ha extendido su decisivo influjo creando una extraordinaria variedad de instituciones que amplían el mundo académico y lo entroncan en la sociedad a la que sirven".
En la breve ceremonia, en la que
el tema del desempleo se incluyó en el discurso de Felipe de Borbón, el rector de la
UNAM,
José Narro resaltó el papel que juega la educación pública en el desarrollo individual y social, dado que no existe ámbito en la vida en el que no influya el saber.
Recojo aquí dos fragmentos del discurso del Dr. Narro en Oviedo:
"La educación es vía de la superación humana, de la individual y la colectiva. Concebirla como un derecho fundamental es uno de los mayores avances éticos de la historia. Como bien público y social, la educación superior debe ser accesible a todos bajo criterios de calidad y equidad. Por eso duele que en el mundo de hoy, con sus grandes desarrollos, vivan cerca de 900 millones de personas que no saben siquiera leer y escribir.
Por esto, la crisis que enfrenta la población mundial requiere de una revisión a fondo de los valores que transmitimos a los jóvenes. Se debe hacer, en virtud de que la desigualdad y el rezago afectan en el mundo a miles de millones de personas. La modernidad debe traducirse en mejores condiciones para los excluidos de siempre. El verdadero saber no es neutro, debe estar impregnado de compromiso social".
Este reconocimiento a la UNAM es una muestra de que la generación de conocimiento en las instituciones públicas tiene importantes repercusiones en la comunidad internacional, y que el desprecio a las tareas que desempeñan estas instituciones (que se manifiesta, por ejemplo, en la reducción del presupuesto a las universidades y la reducción de las becas para estudios de posgrado) es un claro error, debido a una carencia de visión por parte de quienes hacen política.
Este error será históricamente más costoso que lo que hoy supondría invertir de lleno en ciencia y tecnología, que condenará, no sólo a México, sino a muchas naciones más de Latinoamérica y el mundo, a depender de la asimilación y la imitación de los líderes para el progreso de sus sociedades.
Aún así, la UNAM, como algunas otras honrosas excepciones del país, se mantiene a la vanguardia en ciertas disciplinas, en contracorriente con quienes desearían que la educación se dejara en manos del mercado.
¡Enhorabuena por la UNAM!