Hace algunas semanas, teniendo una comida con dos amigos de El Colegio de México, surgió la idea de tener un espacio de opinión, ante la amplia variedad de temas que a veces pasan desapercibidos entre lo cotidiano. Aunque al inicio lo consideramos con gracia, después de pensarlo un poco, consideré que era un buena idea.
Por eso desde hoy, en Amaneciendo el Bicentenario, espero lograr plasmar, tan frecuentemente como sea posible, breves apuntes sobre esos momentos que construyen nuestra vida diaria, siendo el fin último no sólo opinar, sino enriquecer este espacio con las ideas de los visitantes.
Si este espacio resulta de su agrado, díganle a alguien que Amaneciendo el Bicentenario es un sitio interesante.
